La dieta mediterránea incluye entre sus bases fundamentales el consumo de proteína de origen vegetal. El consumo de frutas, verduras y el resto de elementos de una dieta vegetariana, es útil para asegurar un aporte de proteínas y aminoácidos necesarios para el mantenimiento de estructuras, pero también supone una fuente importante de un mineral traza, de interés, como es el hierro.